El Ejército israelí atacó un centenar de objetivos en Irán, incluyendo altos mandos militares, científicos nucleares e instalaciones sensibles como la planta de enriquecimiento de uranio en Natanz. Israel advirtió que las incursiones, con doscientos aviones, continuarán si es necesario.
Objetivos clave abatidos: Bombardeos israelíes causaron la muerte de figuras prominentes: el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Teherán, general Mohamad Hosein Baqerí; el comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, general Hossein Salamí; y el general Gholam Ali Rashid. También fallecieron los científicos nucleares Mohammad Mehdi Tehranchi y Fereydoun Abbasi. Medios iraníes reportaron que Ali Shamkhani, asesor del líder supremo, resultó gravemente herido, y hubo civiles muertos en Teherán.
Ataque nuclear confirmado: La principal planta de enriquecimiento de uranio en Natanz fue alcanzada, confirmó el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). El Ejército israelí validó haber bombardeado «decenas de objetivos» relacionados con el programa nuclear y puntos militares, alegando que Irán busca desarrollar un arma nuclear produciendo «miles de kilogramos» de uranio enriquecido en instalaciones subterráneas.
Escalada de amenazas: Israel anunció que Irán lanzó más de cien drones hacia su territorio, y que sus sistemas de defensa «están funcionando». El líder supremo de Irán, Ali Jameneí, prometió un «destino amargo y doloroso» y un «severo castigo» para Israel, confirmando bajas militares y científicas, pero asegurando continuidad.
Reacciones internacionales: Netanyahu calificó el ataque de «exitoso» y una operación vital para la «supervivencia de Israel», prometiendo que continuará. La ONU, a través de António Guterres, expresó preocupación por los ataques a instalaciones nucleares, pidiendo «máxima contención». Países árabes condenaron el ataque. El secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, afirmó que Israel actuó unilateralmente por «defensa propia». Hamás lo calificó de «peligrosa escalada».